El taponado, la sacudida y el control de limpidez
Las últimas acciones fundamentales para un Champagne excepcional
Pronto terminará este largo proceso, que comenzó con un pequeño brote en un pie de vid para terminar en la botella. Inmediatamente después de la dosificación, el vino se tapona con un tapón de corcho sujetado por un bozal. Aunque garantiza una estanqueidad máxima, no impide completamente los intercambios con el exterior, lo que permitirá que el vino siga envejeciendo. Para que esto se haga de manera óptima, la calidad del tapón es fundamental. Además, debe estar marcado con el nombre “Champagne” y, cuando proceda, con el año del “millésimé”.
Una vez tapada, la botella se agitará enérgicamente para garantizar la homogeneidad del vino y del licor. Es el “poignettage” (sacudida). Por último, cada botella se inspeccionará cuidadosamente, operación llamada “miraje”, para comprobar su limpidez antes de volver a almacenarla en la bodega durante unos meses.