Bouteilles en cave

La botella de Champagne

Botellas para todos los usos y todas las ocasiones

En la región, hay una gran diversidad de formatos de botellas de Champagne. Botellas para todas las ocasiones, desde las más íntimas hasta las más festivas. La “demie” es fácil de transportar para un pícnic. La “botella” ideal para una comida con amigos o en Navidad. La “magnum”, para regalar o celebrar una ocasión especial. 

Los productores de Champagne también han realizado botellas más grandes, incluso gigantescas, reservadas para momentos excepcionales.

El tamaño del envase también influye en la manera en la que se desarrollará el vino en su interior: una magnum, por ejemplo, aporta al vino un mayor potencial de envejecimiento que una botella.

“La magnum es perfecta para dos personas, sobre todo si una de ellas no bebe”

Winston Churchill

¡Algunas de estas enormes botellas también pesan mucho! Por ejemplo, la salomon equivale a 24 botellas: por tanto, contiene 18 litros, pesa 43 kg y mide 85 cm x 23 cm. La primat equivale a 36 botellas: contiene 27 litros, mide 100 cm x 26 cm, pesa 65 kg y… ¡más vale transportarla entre varias personas!

¡Un objeto mítico pero también funcional!

La botella de Champagne es mucho más que un envase destinado a contener el vino.

Antiguamente, la fermentación se realizaba en barriles. Pero, debido al frío, esta fermentación tenía tendencia a detenerse con bastante rapidez. En primavera, la fermentación se reanudaba generando gases que hacían “burbujear” el vino, que podía escaparse de los barriles. Los vinos eran entonces más o menos efervescentes. 

A finales del siglo XVII, los productores de Champagne buscaban una forma de conservar y transportar sus vinos: entonces, los embotellaron. Inmediatamente, observaron un claro aumento de la efervescencia que se encontraba hasta en la copa. El éxito fue inmediato.

 

Imagen
La botella de Champagne

 

Tirage en Champagne

Cultura del Champagne

¡No hay Champagne sin una botella de Champagne! 

La botella es una auténtica herramienta de trabajo. Forma parte del procedimiento de elaboración del Champagne: el famoso Método champenoise, perfeccionado a lo largo de los siglos. El jugo obtenido de las uvas en las prensas se pone en cubas y luego se embotella: es entonces cuando se vuelve efervescente. A esto se llama toma de espuma. Por lo tanto, es en la botella donde se produce la magia y el vino se convierte en Champagne.

La elaboración del Champagne

Sin embargo, en el siglo XVIII, el control de la efervescencia  todavía era muy aleatorio: muchas botellas se rompían, provocando importantes pérdidas... ¡Se llegó a creer que este vino era el vino del diablo! Poco a poco, se comprendió que lo que provocaba la rotura era la presión demasiado elevada en la botella... Entonces fue necesario crear botellas con un vidrio más grueso, que pudieran soportar estas altas presiones. Hoy en día, una botella de Champagne está diseñada para soportar una presión de 20 bares, es decir, 3 veces más que la del propio Champagne

El sistema de taponado también evolucionó con el paso del tiempo: los “broquelets” (tapones de madera), que inicialmente se utilizaban para cerrar las botellas, se sustituyeron gradualmente por tapones de corcho, evitando así las pérdidas de presión o de vino.